A veces pienso que me ha mirado un tuerto, que estoy gafado, o miles de cosas absurdas. Más tarde me doy cuenta de las cosas que pasan, y termino por creer que la suerte no existe. Todo pasa por algún motivo aunque éste no este claro.
No he salido de una situación jodida y ya estoy metido en otra, incluso peor si cabe. Lo peor de todo es que estas cosas llegan siempre en los mejores momentos. A veces quiero creer en Murphy.
Con un concierto a las puertas, con planes preparados desde hace tiempo para pasar un fin de semana especial, en uno de los mejores momentos personales de mi vida, se va todo a la mierda y yo, a urgencias, a pasar un buen fin de semana.
¡¡¡Joder!!!
Al menos hay una cosa buena en esto de estar ingresado: tienes tiempo para pensar.
Pensar en tus cosas, en las personas que quieres, en la vida, en la letra de una canción para la que no encuentras palabras…
Y ahora, fuera del hospital, me siento casi tan inútil como cuando estaba dentro. Sé que son chorradas para el resto del universo, pero es frustrante en un hospital no poder comer tu solo, no poder levantarte, no poder colocar la almohada, tener que moverte en una silla de ruedas…y estar en casa todo el día sin poder hacer esfuerzos, ¡¡¡ni siquiera puedo coger una jodida guitarra!!! y todo por un maldito agujero.
En fin, son cosas que pasan y seguro que hay algo bueno en todo este asunto. Tiene que haberlo. Mientras tanto, es miércoles, víspera de puente y yo me siento como si fuera lunes…pero algún día me volveré a sentir como si fuera sábado.
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