Nuevas experiencias

5 02 2009

En primer lugar quisiera disculparme por si alguien se ha paseado últimamente por aquí y ha visto que esto está más abandonado que el casco antiguo de mi ciudad, ya que he estado bastante liado preparando el viaje más difícil de mi vida.

Me apunté al programa Leonardo para hacer prácticas en empresas por Europa y me seleccionaron para pasar 4 meses en Brighton, al sur de Inglaterra, a partir del día 9 de febrero. He llegado hoy mismo (día 5) y juro por mi vida que nunca antes lo había pasado tan mal.

Reconozco que separarte de la gente que más quieres es lo más difícil que se puede hacer y si además a eso le sumas la sensación de ser un capullo porque nadie te obliga, bienvenido a mis sentimientos.

Al llegar a Londres me ha dejado alucinado la diferencia que hay entre la seguridad española y la británica: Inspección de DNI o pasaporte de forma individual y bien exhaustiva, nada de fotos en el trayecto entre el desembarco y la revisión del documento de identidad, de hecho un chico quería echar una foto a la sala en la que estábamos esperando la revisión y nada más sacar la cámara, un «policeman» le ha gritado (muy educado, eso sí) que se guardara la cámara.

El tiempo, frío a más no poder. De hecho yo ya me he convencido a mí mismo que si no establezco mi residencia en España, Londres seguro que no es, porque no soporto el frío, la lluvia y la niebla, que ha sido algo constante. Creía que lo de la niebla era más mito que realidad.

Al llegar al «hostel» que tenía reservado me he llevado una decepción mayúscula, incluso mayor que la del Have A Nice Day de Bon Jovi, en serio. Pedí una habitación doble para mí solo, y me encuentro que me han dado una triple en la que además había 2 inquilinos con los que no contaba. Uno de ellos se ha echado a dormir a las 5 de la tarde (¡¡¡¿¿??!!!) y luego se ha despertado cuandop he entrado yo más tarde. Me importa más bien poco, mis costumbres son mis costumbres y las 9 de la noche no son horas de acostarse, al menos en mi civilización.

 

Antes de irme a duchar y dormir después de cenar algo, quiero compartir la única canción que me ha arrancado un poco del mundo de tristeza en el que he hecho el viaje hasta Brighton: